1. Disfrutamos la relación profesional entre personas por encima de las empresas. 2. Explicamos lo que hacemos y hablamos un lenguaje para que se nos entienda. 3. A los clientes se les cuenta la verdad, y se les proponen alternativas. 4. Si un cliente nos pide algo diferente y nos encaja, lo aceptamos porque somos flexibles y compartimos intereses. 5. Encantados de cambiar las cosas las veces que sea necesario si aportan una solución al cliente. 6. Apreciamos el tiempo de nuestros clientes igual que el nuestro.